Seminario de vida Popayan.

PECADO Y SALVACION.
Fuimos hechos por y para el amor. Sin embargo nuestro problema comienza cuando nos alejamos de la fuente del amor, para seguir nuestros propios caminos.
Quien se aparta de la vida, no puede encontrar sino muerte. la peor enfermedad del hombre se llama pecado, porque todo el que comete pecado es un esclavo (Juan 8,34), cuya consecuencia lógica es la muerte (Rom 6,23), ya que todo aquel que siembra en la carne, cosecha corrupción (Gál 6,8).
El pecado es como una coraza que no nos permite experimentar el amor de Dios. Básicamente consiste en creernos más a nosotros mismos y nuestros medios, que a los caminos de Dios. Es una rebeldía que nos lleva a independizarnos de Dios, y por tanto a no experimentar su amor salvífico, pues nos separa de los demás y divide nuestro interior. Más que hacer cosas malas o prohibidas, se trata de una actitud de rebeldía frente a Dios, alejándonos de su presencia y de sus caminos. " Porque todos pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Rom 3,23).
Cambio de rostro
A Leonardo Da Vinci le llevo siete años completar su famosa obra titulada "La Última Cena". Las figuras que representan a los 12 apóstoles y a Jesús fueron tomadas de personas reales. La persona que sería el modelo para ser Cristo fue la primera en ser seleccionada. Cuando se supo que Da Vinci pintaría esa obra, cientos de jóvenes se presentaron ante él para ser seleccionados. Da Vinci buscaba un rostro que mostrara una personalidad inocente, pacífica y a la vez bella. Buscaba un rostro libre de las cicatrices y rasgos duros que deja la vida intranquila del pecado. Finalmente, después de unos meses de búsqueda seleccionó a un joven de 19 años de edad como modelo para pintar la figura de Jesucristo. Durante seis meses trabajó para lograr pintar al personaje principal de esa obra. Durante los seis siguientes años, Da Vinci continuó su obra buscando las personas que representarían a 11 apóstoles, y dejó para el final a aquel que representaría a Judas. Estuvo buscando durante semanas un hombre con una expresión dura y fría. Un rostro marcado por cicatrices de avaricia, decepción, traición, hipocresía y crimen. Un rostro que identificaría a una persona que sin duda traicionaría a su mejor amigo. Después de muchos fallidos intentos en la búsqueda de este modelo llegó a los oídos de Leonardo Da Vinci que había un hombre con estas características en el calabozo de Roma. Este hombre estaba sentenciado a muerte por haber llevado una vida de robos y asesinatos. Da Vinci vio ante él a un hombre cuyo pelo caía sobre el rostro escondiendo dos ojos llenos de rencor, odio y ruina. Al fin había encontrado a quien modelaría a Judas en su obra. Gracias a un permiso del rey, este prisionero fue trasladado a Milán al estudio del maestro. Durante varios meses este hombre se sentó silenciosamente frente a Da Vinci mientras el artista continuaba con la ardua tarea de plasmar en su obra al personaje que había traicionado a Jesús. Cuando Leonardo dio la última pincelada se volvió a los guardias y dio la orden de que se llevaran al prisionero. Cuando salía, se volvió hacia Leonardo Da Vinci y le dijo: "¡Da Vinci!! !Obsérvame!! ¿No reconoces quién soy?". El artista lo observó cuidadosamente y respondió: "Nunca te había visto hasta aquella tarde en el calabozo de Roma". El prisionero levantó los ojos y dijo: "¡Mírame bien, soy aquel joven cuyo rostro escogiste para representar a Cristo hace siete años...!".

Y ENTONCES ¿CUÁL ES EL CAMINO?.... " No hay salvación en ningún otro, pues no se nos ha dado a los hombres ningún otro nombre debajo del cielo para salvarnos" (hechos 4,12).

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